El proyecto nace en el segundo semestre de 2015 por una propuesta de Carlos Eliseo Díaz de fortalecer el vínculo entre las Carreras de Cerámica y los departamentos de la provincia. La iniciativa tomó forma con la firma de un convenio entre la Municipalidad de Lavalle y la Facultad de Artes y Diseño.
Así, los profesores Agustín Herrera (Profesor Adjunto en la Cátedra Modelado y Color Cerámico II) y Ricardo “Toti” Reynaud (Profesor titular de las cátedras Modelado y Color Cerámico I y II) se lanzaron a recorrer las comunidades del desierto lavallino, específicamente Asunción, donde encontraron arcilla que sirve de base para la pasta con la que serán elaborados los objetos.
Eligieron el formato de talleres abiertos a la comunidad no de forma azarosa sino con una serie de objetivos claros: que la gente domine el oficio, reconozca dónde conseguir materiales y por último y más esencialmente, tenga la posibilidad de reforzar la autoestima de los creadores del territorio a través de la valorización de sus trabajos.
La geografía del desierto y su cultura afectan los modos de producción de la región. En ese sentido este proyecto permite pensar que un pueblo puede desarrollarse en sus propias condiciones, sin ser excluido por su escaso acceso a la tecnología y que esto es valorable e incluso puede volverse un valor agregado.
El primer contacto para entusiasmar a los ingresantes es que tengan una interacción directa con el material. Para esto, en una primera instancia llevaron barro desde la Facultad pero se proponen trabajar con arcilla de sedimentación, un elemento del que luego ellos puedan proveerse para dar continuidad al proceso de creación.
Para comenzar a dar forma a los objetos armaron un taller en el albergue de la Municipalidad. "La idea es que ellos vayan armando sus propios espacios de trabajo, para que se vayan independizando. Ya hemos construido un horno en la casa de una mujer y pretendemos seguir construyendo más en las casas de los estudiantes", agregó Toti.
Actualmente hay un grupo estable trabajando y aprendiendo. Es un espacio habitado mayormente por mujeres, son las protagonistas del taller. Se acercan con sus niños y niñas y están dispuestas a ir al campo a hacer lo necesario para hacerse con el material que será materia prima de su creación.
La propuesta de Toti para el cierre de este año es “que cada uno de ellos elija un plato de comida, con sus características, preparen una receta y a partir de ella creen el plato ideal para servirla: cazuelas con asas, platos, cuencos, budineras. Y luego componen una foto en la que figuran ellos, el plato servido y la receta”. Este acto implica una entrega de amor íntima, pues toman recetas que son propias de cada familia y se preparan para un intercambio con objetos de su propia creación.
El proceso que se aborda en el territorio no es solo hacer los objetos, sino también comercializarlos, volverlos sustentables en circuitos que los cobijen y los valoren. La idea es que participen en ferias de artesanías o fiestas populares y puedan ofrecer objetos que son realmente de ellos, y no los productos industrializados que suelen verse en este tipo de eventos.
El concepto del taller está asociado a la idea de rescatar identidades, es decir, transferir el conocimiento de los ancestros y su bagaje histórico ayudando a la gente a recuperar su esencia original. Esto implica trabajar como sus antecesores pero adaptados al medio actual; sin perder la identidad, sino replicándola y difundiéndola: “La idea no es reproducir piezas huarpes sino continuar la línea pero aggiornada, complejizada y atravesada por el mundo moderno, con materiales originarios”.
La propuesta inicial fue que llegara gente de distintas latitudes, pero quienes asisten son fundamentalmente de Villa Tulumaya. “Una de las ventajas del taller es que sembramos una semilla que puede expandirse. Dejamos un grupo formado y esos grupos pueden luego transmitir esos saberes a las comunidades más aisladas del desierto."
La intención es que la actividad de la comunidad con la arcilla y su vínculo con la creación de objetos trascienda el taller y sean los mismos participantes quienes desarrollen nuevas técnicas acorde a su geografía, a los materiales existentes en el territorio y de acuerdo a sus propias necesidades. De ese modo el proyecto se convierte en una tarea de retroalimentación donde todas las partes involucradas aprenden.
Para inscribirse u obtener más información comunicarse con el Centro de Educación e Investigación Lavalle (CEIL), ubicado en Dr. Moreno y Fleming, de la ciudad cabecera de Lavalle.
Tel.: 0261- 4941958
E-mail: ceillavalle@yahoo.com.ar