Comunicado del Consejo Directivo
El Consejo Directivo de la Facultad de Artes y Diseño en sesión plenaria virtual del 11 de agosto del corriente y por votación unánime dispuso dirigirse al Consejo Superior de la Universidad Nacional de Cuyo solicitando dé respuesta en forma urgente a los reiterados reclamos realizados sobre la situación edilicia por la que atraviesa esta unidad académica, especialmente en lo que respecta al Edificio de Talleres y el alarmante estado en el que se encuentra el mismo. Ello constituye un reclamo histórico, según consta en las reiteradas notas de pedido y las visitas presenciales de autoridades de la Universidad, como así también del personal de obras.
La pandemia ha acentuado la precariedad del mismo y sumado a esto, se visibiliza la falta total del cumplimiento de las condiciones de higiene y seguridad de sus instalaciones; además del desgaste estructural que siguen sufriendo sus techos.
Reafirmamos el compromiso dando voz al pedido de toda la comunidad de esta Casa de Estudios para que se tomen las medidas con la suficiente celeridad.
Sobre la situación de los edificios de la FAD
Las actividades de la FAD correspondientes a los cinco grupos de carreras se realizan en cuatro edificios distintos, cada uno presenta características y problemas muy particulares. Cabe destacar que la población total (entre estudiantes, docentes, personal de apoyo) de la Facultad es de alrededor de 4500 personas. Una reciente nota presentada por las Direcciones de Carreras, a través de la Secretaría Académica de la FAD, se detallan las necesidades a resolver:
En primer lugar, el edificio de Talleres, estructural y funcionalmente es un espacio que no ha sido diseñado para albergar actividades académicas y con un deterioro considerable debido al paso del tiempo y al aumento de la población estudiantil y docente que lo habita diariamente. Actualmente, presenta problemas de seguridad, higiene y habitabilidad: techos en malas condiciones (se llueven), cableado eléctrico aéreo, instalaciones sanitarias no inclusivas y deficientes, calefacción e instalaciones de gas próximas a enchufes insuficientes y sobrecargados con zapatillas, falta de piso cerámico (lo que ha ocasionado ya varias caídas de personas), instalaciones de agua con canillas rotas en aulas de clase con gran tránsito de estudiantes, espacios sumamente pequeños (por lo general con hacinamiento de estudiantes), con separaciones o divisiones precarias, sin ventilación, acustización y salidas de emergencia, falta de espacios accesibles para personas con movilidad reducida, entre otros.
En segundo lugar, el edificio de Docencia, en el que se ubican 12 aulas, es el de mayor tránsito de estudiantes y docentes en tres turnos de funcionamiento (alrededor de 1300 personas por día). Con esta exigencia en cuanto a capacidad y actividades que aloja, el edificio se encuentra con un deterioro notable en sus techos, arreglos sin concluir en los baños, el único ascensor con el que cuenta en desuso, entre otros, que requieren una imperiosa resolución ante la vuelta a la presencialidad. Muchas de las ventanas del edificio no pueden abrirse.
En tercer lugar, el edificio de Música, el que luego de una larga e histórica lucha por conseguir su construcción en el seno del predio universitario, desde el punto de vista edilicio aún presenta necesidades que demandan solución: problemas en sus techos y carpinterías metálicas, ascensor, luminaria, conexión a internet, ingreso para ambulancias, solo por nombrar algunas dificultades sumadas a otros detalles menores de terminación de obra.
En cuarto lugar, en relación al edificio de gobierno y de Artes del Espectáculo, la especificidad de los cursados de este grupo de carreras necesitan de espacios acorde a su disciplinas. No todas las aulas son lo suficientemente amplias ni están acondicionadas según las necesidades para desarrollar los ejercicios adecuados: pisos de madera, acustización y elementos de iluminación.
A esta realidad de los cuatro edificios de la Facultad de Artes y Diseño, hay que contextualizarla en la implementación de la presencialidad con las correspondientes medidas y protocolos ante la pandemia COVID-19.
Ese fue el segundo tema incluido en la nota presentada por las Direcciones de Carreras. El Protocolo Marco de las Universidades aprobado por el CIN establece, entre otros aspectos, que se deben garantizar las condiciones sanitarias de higiene y seguridad, antes de la incorporación de estudiantes, exige evaluar y acondicionar la infraestructura sanitaria básica y esencial como provisión de agua, sanitarios (los que deberán estar equipados con jabón líquido, toallas de papel descartables, etc), desarrollar capacitaciones y proveer elementos de protección y limpieza, además de considerar tamaño de los espacios, la cantidad de personas que circulan o realizan actividades, las particularidades de cada actividad, etc. Desde esta perspectiva, se identifica los principales ejes problemáticos para llevar a cabo dicho acondicionamiento para la reapertura, ya que nuestros cinco grupos de carreras realizan sus actividades presenciales en cuatro edificios, cada uno con características muy particulares correspondientes a especificaciones disciplinares.
