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Pablo Seydell: “La Universidad en recuperación, formación y difusión de los procesos de Identidad y Memoria Colectiva”

Pablo Seydell es sobreviviente de la última dictadura, ex preso político, militante por los Derechos Humanos y director del proyecto “La Universidad en recuperación, formación y difusión de los procesos de Identidad y Memoria Colectiva”. Dialogamos con él sobre la vigencia de los Derechos Humanos y los 10 años del proyecto.

22 de diciembre de 2020, 11:38.

imagen Pablo Seydell: "La Universidad en recuperación, formación y difusión de los procesos de Identidad y Memoria Colectiva"

-  ¿Por qué es importante educar en DDHH?

Pablo Seydell: Yo no quisiera hablar sobre por qué los derechos humanos, sino me pregunto más por qué la vigencia de poner sobre la mesa el respeto, la denuncia de la violación y la pelea por la recuperación de los derechos. Y pelear por nuevos derechos. Yo hablo de vigencia. El por qué los derechos humanos ya está planteado en la declaración universal, en algunos tópicos de todo tipo cuando se habla de cualquier espacio curricular, epistemológico, se puede hablar de DDHH. Yo creo que la vigencia de la lucha por la defensa de los derechos, la denuncia de los derechos violados y apertura y el respeto de tener sobre ¿por qué siempre hay derechos que aparecen? Esa vigencia está nada más y nada menos porque entendemos que hay una experiencia propia en nuestro país, nuestro pueblo, que surgió de la sistemática violación de los derechos humanos, pero también hay una cuestión de empoderamiento de querer ser mejor país y estamos en la resistencia, gente que plantea otras cosas, y ahí está la vigencia. 

Sino, nos quedamos en que los DDHH son para todos, el derecho a la libertad, el derecho a la vida, y son todas declaraciones que ya están escritas. A mi me interesa hablar de la urgencia, de la pelea constante y las contradicciones que pone la defensa de los DDHH. Una que es central en este proceso de deconstrucción del hombre humano y la derrota de la idea del patriarcado, esa es una gran defensa por los DDHH, porque le toca a la mujer como víctima, a todo el sistema que está destruído por el patriarcado, y a cada uno de los hombres. Y esa deconstrucción es una pelea, una lucha, hay intereses de un lado y del otro. Por eso hablo de la vigencia de la lucha. Como sujeto político la mujer ha puesto en cuestión esta parte que era muy difícil anexar como derecho humano. Como toda pelea donde hay intereses que son antagónicos. Y el antagonismo no es hombre-mujer, es otro: que los intereses que son solidarios tanto para el hombre, para la mujer, para todes, se desconoce. Ahí está la vigencia de estudiar, entender y defender un posicionamiento en este sentido. 

Eva Bonino (Coordinadora del Área de Derechos Humanos, Género y Discapacidad): Ahí se suman los derechos LGBTQ, en esto del no binarismo. Ya no solo es un antagonismo entre dos partes sino que hoy en día se ha pluralizado esto. Respecto de ya no es más hombre o mujer, sino entendiendo al género desde todo un marco de diversidad grande. Hoy las luchas son en el marco de la diversidad. 

- El desafío es poder situarnos, ir a las luchas concretas que tenemos actualmente. El proyecto que ustedes hacen en la facultad es un modo de mantener en vigencia los DDHH desde ese lugar. ¿En qué consiste el proyecto que trabajan la UNCuyo?

Pablo Seydell: La idea de poder hacer efectivamente ejecutar un espacio de la universidad desde la perspectiva de los DDHH no es una necesidad que tengamos nosotros, los organismos, o algún sector de la Universidad. Primero es ley, y no se respeta. Esto es lo principal. Es una ley que está contemplada en las áreas educativas de todos los organismos internacionales. Desde la ONU, la OEA, la Ley de Educación Nacional nuestra y también en los propósitos que tienen las universidades. 

 

Sabemos que un paraguas jurídico no te garantiza. La Argentina tiene uno de los mejores paraguas jurídicos en derecho y si nos ponemos a contar cuántos se respetan, se cumplen o es efectivamente garante el Estado, es una lucha. No vamos a echarle la culpa a un Estado porque vivimos con un Estado sexista, capitalista, patriarcal. Las contradicciones existen y hay que pelearlas. En ese marco, donde la universidad tuvo en su seno la represión efectiva (recordemos que tenemos profesores de la universidad que fueron condenados a perpetua por delitos de lesa humanidad, más de 35 desaparecidos, tiene fusilados, exonerados, torturados, presos ilegalmente) y que todo nació dentro de una dinámica nacional, pero que la universidad tuvo una acción errática mínima. Hubo silencios, sectores que fueron cómplices durante la dictadura. Pero después de la dictadura, la universidad estuvo mucho tiempo ausente como política institucional de efectivamente aplicar un programa educativo institucional en educar desde la perspectiva de DDHH. En ese sentido nace el proyecto “La Universidad en recuperación, formación y difusión de los procesos de Identidad y Memoria Colectiva”. Lo cuento porque el título del proyecto fue muy pensado y contiene que tiene que ser la universidad la que recupere un silencio absoluto de 30 años. Hubo docentes que en la más pálida soledad hicieron cursos, libros, impulsaron algún espacio, y se agotaba porque no era política de la universidad. En ese marco está este proyecto. 

El curso en las facultades no los damos nosotros, involucramos a todo el mundo y queremos que todos participen. Por ejemplo, el formato de los cursos en los ingresos trabaja el área de DDHH, el área de ingreso, trabajan profesores, hay tutores, y los estudiantes son muy activos. Entonces cada facultad según su modalidad tiene distintas formas de participación. Creo que la vigencia de que se pueda efectivamente realizar una educación desde la perspectiva de los DDHH funcional, la fuerza está ahí. Los talleristas son los organismos de DDHH, y sería una locura que teniendo a muchas de estas personas que son familiares, que fueron sobrevivientes, que son hijos de desaparecidos que tuvieron más de 30 años desaparecidos y que los traemos a la facultad, teniendo esa parte esencial testimonial, porque es mucho el negacionismo que hay entonces que vaya una persona en presencia y diga lo que pasó. No que sea la verdad, empezamos y terminamos diciendo “duden de todo lo que vamos a decir” porque con eso nosotros pensamos que la gente se va a poner a investigar entonces va a saber mucho más de eso. Y se va a encontrar con cosas que en un mes de curso no lo podes dar. Esa es la razón, son protagonistas cada uno de los que hace el curso. Y a partir de que lo hace, tenemos la esperanza de que efectivamente sea un profesional parado desde otro lugar, con una visión integral de lo que está estudiando. 

Y por el otro lado va implícita una denuncia de las instituciones. Dado que las universidades fueron un lugar de mucha represión y teniendo los elementos para poder organizar una recuperación de esa parte de la historia, no lo hicieron. En ese marco está este proyecto y denunciamos esto, porque si no lo denuncias no sabes por qué está. Nosotros la denuncia lo sintetizamos en esto: no es porque la universidad siguió siendo represora, de ninguna manera, que albergó a gente que no debía es porque hubo una desidia de la universidad que tuvo una causa: las secuelas que dejó la dictadura cívico militar es una secuela en las instituciones. Dejó la institución educativa, judicial y de seguridad muy contaminadas. Por supuesto cada vez menos porque la democracia y la resistencia de los organismos de DDHH en toda la sociedad fue denunciando. La universidad está con muchas secuelas encima y el negacionismo existe. Otro tipo de humillación es no reconocer, impulsar ni ponerse al frente de que educar en DDHH es necesario, hay una especie de negacionismo. 

 

Hoy los jóvenes son los protagonistas, son partícipes necesarios en el proceso. Hoy la lucha por el aborto se tiene que discutir en dónde si no es en la universidad. Y nosotros lo hacemos desde la memoria, la verdad y la justicia llevamos estos temas y los profundizamos. Esto es para mi buscar una perspectiva de derechos. Creo que tiene vigencia por la necesidad universitaria de proponer una educación integral a sus estudiantes y docentes, y por otro lado el modo de que sean activos participantes todos. En términos de impacto me animaría a decir que es exitoso y que abre puertas. En 14 o 15 facultades que tenemos son 3 las que llevan esto hace años, las otras no ¿por qué? ¿cuál es la razón? Todas las autoridades conocen el proyecto, entonces la vigencia de la lucha está. 

- Es muy importante entender a la universidad como espacio comprometido con la realidad que nos atraviesa. Es decir, que no sea un hecho aislado el curso, sino entender esta perspectiva desde la implicancia social que tiene la universidad.

Pablo Seydell: Totalmente, yo creo que la Universidad en sí misma tiene contradicciones muy fuertes, siempre las va a tener y está bueno eso. El desafío nuestro tiene que ver con que no vean a los organismos de DDHH como personas extraterrestres, hoy hay pibas y pibes, muchos jóvenes que protagonizan estas luchas. Tienen la capacidad de concentrar todo lo que viene si se organizan. Una mirada en abanico. Nosotros, los más grandes, estamos anclados en lo que hemos vivido. Lo nuevo no lo podemos vivir por una cuestión elemental que no estamos en todos lados. El estudiante sabe más siempre, porque está recibiendo un montón de cosas nuevas. Los jóvenes son lo que van a sostener esto, a estar en la acción directa, la posibilidad efectiva de salir a la calle. Ahí engancha el derecho de que se eduque desde una perspectiva de DDHH, por eso las instituciones viejas no quieren eso. 

- Se cumplen 10 años del proyecto, ¿qué ha sido lo más rico de este trabajo?

Son muchos los aspectos para destacar del proceso de este proyecto. El principal es que fuimos un concepto de red en la cual participaron muchas instancias dentro y fuera de la universidad. De esta red externa se perdió mucho por una cuestión política muy concreta, se borraron áreas de DDHH, se desacreditó la participación de otros organismos, los que se mantuvieron fueron los organismos de derechos humanos y la fiscal. Yo rescato que la red se mantuvo dentro y fuera de la universidad. Lo principal es que fue una política que tomó tres facultades muy importantes y el rectorado. Pasamos por 4 gobiernos rectorales. La deuda es que debe extenderse. 

El impacto está en muchos y muchas jóvenes que hoy son profesionales y nos encontramos en distintos espacios y tienen un vínculo que posibilita el aprendizaje. Y hoy me encuentro con jóvenes que me dicen que ese momento les permitió crecer, esa es una de las cosas que nos hace que a 10 años podamos medir ese impacto. Tenemos muchos datos cuantitativos pero el impacto lo vemos en esto. 

 

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