El 30 de enero el presidente Mauricio Macri presentó lo que el Gobierno anuncia como el relanzamiento del Programa PROG.R.ES.AR. A pesar de que la mayor parte de los medios hegemónicos destacan los beneficios de esta modificación, compartimos aquí algunas opiniones que echan luz sobre el asunto y dejan en evidencia que esta medida no solo perjudica a sus beneficiarios sino que va en detrimento de las condiciones de igualdad en el acceso a la educación pública y gratuita.
Enumeramos los principales perjuicios del nuevo decreto:
- Elimina el Comité Consultivo
- Reduce las cuotas anuales de 12 a 10
- No se explicitan las condiciones académicas que establecerá el Ministerio de Educación
- Imposibilita la combinación con otros sistemas de becas
- Debilita los tramos iniciales, que generalmente son los que presentan mayor desgranamiento y deserción académica.
- No concibe al estudiante como un sujeto integral y elimina el control anual de salud.
- Incorpora como sanción (en el artículo 5) la restricción de aplicar al PROGRAMA DE RESPALDO A ESTUDIANTES ARGENTINOS (PROGRESAR) por el plazo de UN (1) año.
- Por el traspaso de la esfera de ANSES a Ministerio de Educación, deja de enmarcarse en la Ley de Movilidad.
- Se prioriza el mérito académico y no las situaciones particulares de vulnerabilidad para acceder a educación pública y gratuita.
- No contempla aumento presupuestario y fusiona las Becas Universitarias (PNBU) y Becas Bicentenario (PNBB) con PROG.R.ES.AR
Los "nuevos" PROG.R.ES.AR o merecer el progreso
Por Arturo Tascheret
Secretario Académico de la Facultad de Artes y Diseño.
La Facultad de Artes y Diseño ha sido receptora en los últimos años de estudiantes universitarios que significan para su grupo familiar ser la primera generación con acceso a los estudios superiores. El programa PROG.R.ES.AR posibilitó la llegada a la universidad de estos jóvenes, sin embargo los servicios de acompañamiento a los estudiantes con los que cuenta nuestra Facultad y los propios docentes han detectado la necesidad de seguimiento, apoyo y desarrollo de profundas políticas de inclusión para que esta población, proveniente de contextos vulnerables, encuentre su pertenencia a la institución y transite sin mayores obstáculos la vida universitaria. En este sentido hemos sido críticos y propositivos, a la vez que optimistas con la proyección del programa.
Los cambios sucedidos a partir del relanzamiento de PROG.R.ES.AR se alejan significativamente de nuestra perspectiva y sobre todo, del espíritu inicial de este programa nacional expresado claramente en su artículo 1°.
Artículo 1° — Créase el “PROGRAMA DE RESPALDO A ESTUDIANTES ARGENTINOS” (PROGRESAR) con el fin de generar nuevas oportunidades de inclusión social y laboral a los jóvenes en situación de vulnerabilidad a través de acciones integradas que permitan su capacitación e inserción laboral.”
Por lo contrario, la fuerte impronta dada al “mérito” parece actuar con el principal filtro a modo de selección natural, en la que los contextos y las capacidades de supervivencia de los individuos de una comunidad definen las oportunidades y aseguran el futuro. Lejos de un programa que contemple la complejidad educativa, social, familiar y económica de quienes deben incluirse a un modelo de sociedad superador, el “nuevo PROGRESAR” se acerca a una concepción deshumanizada, ofertando la oportunidad a quienes más la merecen y no a quienes más la necesitan.
Además mediante el aliciente económico se incentivan “carreras prioritarias” sin estar claros los criterios que llevan a considerar estratégicas ciertas profesiones y en ciertas regiones del país, pudiendo solo atribuirse a una intención utilitaria de la educación, eso sí: completamente coherente con modelos de estados neoliberales, para los cuales los perfiles profesionales como los que egresan de nuestra Facultad han cumplido y cumplen un rol crítico en pos de una sociedad más justa, creativa y humana.
La postverdad llegó al PROG.R.ES.AR
Por Eva Bonino
Asesora Estudiantil de la Facultad de Artes y Diseño
Comprender que las percepciones y concepciones se derivan en el lenguaje y la terminología utilizada es una base para comenzar a desmenuzar lo que implica y oculta el “relanzamiento” de las becas PROG.R.ES.AR. El cambio de denominación de “programa” a “beca” plantea una restricción a la finalidad de lo que representaba originalmente PROG.R.ES.AR. Saltamos de un programa que expone como base garantizar el derecho a la educación y a generar igualdad de condiciones en su carácter universal a un programa que otorga beneficios y “recompensas” a un sector recortado de la población universitaria, a cambio de cumplir requisitos estipulados y determinadas cualidades. Es necesario reflexionar respecto de si estas medidas verdaderamente constituyen el “mejor camino para construir ciudadanía y lograr una verdadera igualdad de oportunidades y posibilidades” al promover conceptos como excelencia, mérito o carreras estratégicas, desalentando así el estudio de las vocaciones profesionales.
El objetivo en la formulación del programa difería de la modalidad de becas, donde se consignan requisitos más rigurosos focalizados en los aspectos académicos. Este apuntaba, en su carácter universal, a un segmento mucho más amplio y vulnerable de la población que deseaba concluir sus estudios primarios, secundarios y universitarios apuntando a un seguimiento integral de sus receptores. Ejemplo de ello era la incorporación de la prevención de la salud al solicitar un control anual para habilitar el cobro de las cuotas correspondientes al retroactivo.
Otras de las modificaciones que introduce el nuevo decreto es la de deshabilitar el Comité Consultivo del programa que tenía como finalidad articular las líneas estratégicas de los diversos ministerios que lo constituían, entre ellos Trabajo, Educación, Desarrollo Social, Salud, Economía y Finanzas Públicas.
La falta de responsabilidad institucional por parte de ANSES, que devino en bajas arbitrarias registradas desde diciembre de 2015 (situación que se agravó en enero del 2017), impidió a muchos estudiantes el cobro del programa y su correspondiente retroactivo. A su vez, la misma desidia del sistema propuesto imposibilitó a las universidades la entrega, ratificación o reclamo ante los errores en la información solicitada.
Al problema de las bajas se adiciona que el programa no aumentó sus montos por decisión gubernamental, pese a lo estipulado por la Ley de Movilidad. Así se mantuvo la cuota desde marzo de 2015 en $900 y dicho congelamiento implicó una pérdida del 47% respecto al aumento del 16%, muy por debajo del índice de inflación acumulado en dichos años.
Las argucias establecidas tanto en el decreto como en la publicación oficial no solo alientan a estigmatizar a sus beneficiarios, sino que abandonan las políticas de inclusión para estandarizar la pobreza en sus problemáticas y priorizar únicamente al estudiante que destaque sin contemplar sus particularidades.
La plataforma por la cual se realizaba la inscripción a Becas Universitarias (PNBU) y Becas Bicentenario (PNBB) se encuentra desactivada, se ha confirmado la fusión con la línea presupuestaria del relanzado programa manteniendo los mismos requisitos y líneas estratégicas.
Expuestos estos argumentos, se puede llegar a la conclusión la “nueva” beca ocultaría la eliminación del PROG.R.ES.AR y con él la concepción de políticas públicas integrales que promuevan y garanticen la accesibilidad a la educación gratuita.