JULIO ROBERTO OCHOA
Nació el 11 de enero de 1932, MAESTRO en docencia secundaria y universitaria, se desempeñó con pasión desde el ingreso a la Escuela Superior de Artes en 1966 hasta su jubilación en 1993. Cumplió distintos roles desde auxiliar docente, Consejero Directivo, Director y Profesor Titular de las Carreras de Cerámica, Artes Visuales y Diseño en las cátedras de Diseño Cerámico Dibujo I, II y III, Dibujo Técnico y Técnicas de Producción de la imagen I Y II de la carrera de Diseño. Supo transmitir su vocación con generosidad por varias décadas a cientos de estudiantes y a su propia familia que heredó el amor por el Arte y el Diseño.
De la investigación de Guillermo Eirin: Historia del diseño
Como precursor en la creación de la carrera de Diseño, el profesor Julio Ochoa captó el entusiasmo de estudiantes quienes luchaban por defender el Departamento de Diseño recientemente creado, frente a la amenaza de cierre por falta de docentes, se embanderó junto a ellos realizando una serie de actividades que buscaban llamar la atención de las autoridades Universitarias para apoyar esta joven profesión. Junto con la gestión del Arq. Sánchez Bustamante dieron a conocer al medio la necesidad del Diseño como servicio local y propuso adjuntar las características del Diseño Industrial Internacional a lo Regional.
Palabras de Alejandra Ricciardi, ex alumna y docente de Diseño
Fui durante tres años estudiante en las cátedras del Prof. Julio Ochoa. Tenía recursos muy innovadores en esa época como los ejercicios de expresión con espatulado, buscando inspiración en diferentes géneros musicales. Pienso que fue pionero en la trasferencia conceptual y la aplicabilidad del Dibujo al Diseño.
Muchas técnicas de expresión lucían de otra manera generando guardas aplicadas a envases, por ejemplo, latas de arvejas etcétera. Su generosidad y paciencia indudablemente marcaron una impronta muy particular en el vínculo con los alumnos. Me produce mucha tristeza su partida y al mismo tiempo, me reconforta profundamente, reconocer que todavía utilizo los recursos que transmitía, en mi vida profesional. Su humildad y sonrisa, emitía una paz muy particular. Recuerdo con alegría cuando nos llevaba a pintar acuarelas al rosedal o al Museo Guiñazú.
Su vocación docente fluía naturalmente. Hoy despedimos un MAESTRO y en lo que a mi respecta, siempre estará en los recuerdos que atesora el corazón con un profundo y sincero agradecimiento.