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Florencia Breccia: “Me interesan más los espacios de formación porque ahí se ponen en juego las prácticas artísticas”

Su obra “Huesitos” obtuvo el primer lugar en el Salón Regional Vendimia de Artes Visuales. Dialogamos con la artista egresada de la FAD quien nos interpela con su mirada sobre paradigmas vigentes en el sistema del arte.

24 de noviembre de 2021, 21:06.

imagen Florencia Breccia: "Me interesan más los espacios de formación porque ahí se ponen en juego las prácticas artísticas"

Alrededor de 100 obras de artistas de Mendoza, San Juan, San Luis y La Rioja integran el Salón Regional Vendimia de Artes Visuales que ya puede visitarse en el ECA Eliana Molinelli, de lunes a sábado y feriados, de 9 a 19, con entrada gratuita.

Son tres las obras que pasarán a formar parte del patrimonio cultural de la provincia y que obtuvieron premios. El primer lugar lo recibió “Huesitos”, de la artista Florencia Breccia, egresada de la Facultad de Artes y Diseño. La Coordinación de Comunicación Institucional de la facultad dialogó con ella para conocer cómo fue el proceso de esta obra, su visión acerca del arte, su trayectoria y sus inquietudes. Te invitamos a conocerla.

Florencia Breccia tiene 37 años. En el 2011 se graduó de Profesora de Artes Visuales. Actualmente vive en Buenos Aires ya que está completando el Programa de Artistas de la Universidad Di Tella y piensa regresar a Mendoza a fin de año. Dicta talleres y clínicas de arte; algunas sola y otras con su hermana ceramista Inés Breccia. También es parte en un espacio de niñes. En sus inicios hizo Grabado a lo cual se dedicó en manera intermitente porque considera que su práctica no está anclada a una cuestión técnica sino a una búsqueda poética.

Cuando estaba en la facultad empecé a involucrarme con salud mental, trabajé durante casi 15 años en el Área infanto-juvenil de Salud Mental en Capital y después muchos años en Lavalle. También antes de salir de la facultad comencé a dar talleres de arte para niñes con mi hermana que es ceramista, lo cual comienza a tener particularidad porque se ancla una parte importante de esa obra, ya que empiezo a hacer cerámica porque la arcilla estaba ahí a disposición.”

Durante la facultad, y después también, participé de un colectivo que se llama la Araña Galponera. Fue un espacio que formamos entre compañeres para encontrar un lugar donde preguntarnos sobre las prácticas artísticas. Rápidamente terminamos alquilando un espacio con organizaciones sociales y trabajando ahí.

Luego de muchos años decidí irme porque sentía que necesitaba abismarme a otras cosas, por un poco de eso va mi recorrido. Dejé salud mental este año. He estado muchos años vinculada al ámbito artístico en Mendoza. Artístico en un sentido amplio, también escribo. 

Luego de la FAD, con compañeras de la FAD Clara Ponce y Mariana Barón, generamos un espacio de formación que se llamó Montaña. Trajimos gente de otras provincias a dar talleres y también fue un espacio de exposición/visiblización.

 

Su proceso de producción y "Huesitos"

Mi proceso de producción es complejo, nunca sé muy bien qué estoy haciendo y después eso en algún momento empieza a ser una obra. Así también fue “Huesitos”. Lo inicié en un taller, tenía que ver con una actividad que me mantenía en un estado de concentración y de observación. Ese hacer se extendió durante dos años y se empezó a relacionar con otras piezas que estaba haciendo. Comenzó a tomar forma en relación a otras producciones, con otras piezas. En un momento decidí que había algo para mostrar y organicé una muestra en la casa de una artista del teatro (María Godoy). La mostré en el sur, en una convocatoria de un espacio de San Martín de los Andes.

Casi no me presento a concursos ni salones porque siempre pienso que no tengo obra o que lo que hago no tiene ese formato. Esta vez me presenté y fueron mis amigas las que me avisaron a los gritos que gané el primer premio.

La obra se llamaba huesitos, y más que una instalación hoy creo que son los restos de acción performática que duro dos años (de 2015 al 2017). Durante todos esos años no encontré como nombrarla y quedó así como la llamaba cotidianamente. Hace unos meses, cuando la presenté al salón di con su segundo nombre: de cuando lxs muertxs no se van y hay que escribir.

Me pone feliz el premio. Es la posibilidad de que esa pieza sea parte de la colección del museo y eso me da un descanso de tanta cosa acumulada y con tan poca circulación. También es el reconocimiento del trabajo por parte de mis colegas, y aunque me parece que no puede pasar por ahí el motor de ningún hacer artístico (por esperar una validación de un otrx) lo cierto es que es necesario de vez en cuando, que hace bien y que no es siempre lo mismo.

 

El hacer del arte y sus "reconocimientos"

Un premio es algo muy exitista, detrás de un premio hay muchos no premios, muchas convocatorias a las que te presentás y no entrás, cosas que terminan, fracasan o no sabés hacia dónde van. Y para mí se trata más bien de sostenerse en esas incertidumbres, esas dudas, que en esperar un reconocimiento. Más allá que éstos son importantes porque es parte de reconocer que se trata de un trabajo, es a lo que le dedicamos tiempo, a lo que ponemos mucha energía. Es extraño porque nunca se sabe muy bien qué estás haciendo, para qué, qué va a pasar con eso. Sostener esa pregunta me parece que es un re laburo interno y que es parte de ser un artista. Está buenísimo que alguien te reconozca, que haya un pago material, que no debería ser sólo concursando. El sistema de las artes visuales está basado en ese tipo de exclusión. Anhelo un mundo del arte sin premios o con premios para todxs, pero agradezco y festejo este que me toco. 

 

Los espacios del y en el arte

El año pasado hice una formación que se llama “Artista por artista” y ahora estoy cursando el Programa de Artistas de Di Tella. Cosa a la que me resistí durante mucho tiempo y en los últimos años me pareció necesario entrar en contacto, sobre todo porque necesitaba empezar a dialogar con otras cosas.

Me interesan más los espacios de formación del arte, creo que hoy en día son más que los espacios de exhibición. Son los espacios donde se ponen en juego otras prácticas artísticas. Me re copa ver buenas exposiciones pero no es lo que me termina de convocar a mi.

 

Sobre el Salón Regional Vendimia de Artes Visuales

Está concebido como una instancia de estímulo y apoyo a la producción artístico-visual regional, así como de adquisición e incremento del Patrimonio Artístico de la Provincia de Mendoza. El certamen fue multidisciplinar, es decir, participan obras desarrolladas con múltiples técnicas, soportes, medios y formatos. Se puede disfrutar de obras de todas las expresiones visuales, como piezas bidimensionales (dibujos, pinturas, fotografías, grabados), tridimensionales (instalaciones, esculturas, objetos), audiovisuales, digitales y multidisciplinares.

Durante la inauguración, el jurado brindó menciones a Olga Campassi, con su obra La mirada de medusa; Carlos Escoriza y Demoledor; Rodrigo Price, con Serie 2020; Rodrigo Barroso y la obra Accionar/Reaccionar; César Lafalce, Desierto, y a Mariel Matoz, con Para un inventario de lucha.

Además, los tres primeros lugares, que consisten en premio adquisición, fueron otorgados a Florencia Breccia, con Huesitos, que obtuvo el primer premio; Dominique Lecoq, Detrás, segundo lugar, y Juan Altamira, con Cotidianidades silientes, que fue elegido en tercer lugar. Estas últimas obras pasarán a formar parte del patrimonio cultural de la provincia.

Conocé todas las obras seleccionadas aquí.

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