Meses atrás nos sumamos a la difusión del “Concurso Nacional de Etiquetas de Vino” convocado por la Bolsa de Comercio. Hoy nos enorgullece como institución comunicar que la propuesta seleccionada es creación de un estudiante de 4° año de Diseño Gráfico. Se llama Facundo Valenzuela, tiene 26 años y está próximo a comenzar su tesis. Te invitamos a conocerlo a través de este diálogo que tuvimos con él desde la Coordinación de Comunicación Institucional de la FAD.
¿Qué te motivó a participar, es la primera vez que te presentás a un llamado como este o ya tenés experiencia?
Además de los premios que eran muy alentadores, a nivel personal me motivó el hecho de tener una experiencia nueva ya que es la primera vez que me presento. Eso lo hace más increíble y magnifica el impacto que tuvo en mí ganar el primer premio.
Fue una revolución personal. Algo único porque además es la primera vez que formalmente diseño una etiqueta. Había tenido otras prácticas más livianas, menos profesionales. Fue un resultado increíble.
Tengo experiencia en otros ámbitos del diseño. En esta etapa de mi carrera, teniendo en cuenta que sigo estudiando, uno tiene que ir (por lo menos desde mi postura que soy FreeLancer), adaptándose a las oportunidades que van surgiendo. He tratado de tener una cierta flexibilidad con respecto a desenvolverme en trabajos distintos, diversas áreas del diseño. Que creo que como diseñador/a, la flexibilidad, es algo que siempre hay que tener.
¿En qué te inspiraste para tu diseño, cómo desarrollaste tu propuesta?
Partí de dos estrategias. La primera no evolucionó, no pude terminar de cerrar el concepto y seguí por la siguiente. Esta estrategia, la ganadora, no surgió de manera lineal sino que se fue armando en mi cabeza mientras la iba haciendo, en el mismo proceso. Toma como concepto nuestro suelo. La analogía de nuestro suelo como concepto arquitectónico- cultural y nuestro suelo a nivel producto, la materia prima que sacamos de él, que nos distingue como provincia.
Además sumé otros conceptos de carácter autóctono que tienen que ver con la flor de jarilla que está dentro de la guarda de las mayólicas, la rama de parra y el dibujo, que es un lugar real existente en la localidad de Junín que se llama El Algarrobo Histórico. Entonces todo tenía un por qué, eso es importante porque suma profundidad conceptual a la etiqueta.
¿Pudiste aplicar conocimientos adquiridos en la facultad?
Sí, son importantísimos. Uno siempre es autodidacta porque la facultad es una guía. Pero tenés que asumir iniciativa de aprender por vos mismo, y por supuesto que eso lo hago. Pero el conocimiento que se adquiere en la facultad es clave para llegar a este punto.
¿Qué significa para vos este premio?
Significa muchísimo para mí porque es la primera vez que me presento, porque es la primera etiqueta que realizo a nivel profesional así que es un reconocimiento enorme. Fue muy sorpresivo, la verdad no había formado ninguna expectativa. Además de la magnitud del premio, es un reconocimiento enorme.
Quiero felicitar a los demás ganadores y participantes porque el nivel este año considero que ha sido muy alto, creo que cualquiera de las siguientes etiquetas podría haber ganado también porque su categoría fue increíble, es importante decirlo.
A partir de este escenario pospandemia que trajo cambios radicales en las modalidades de trabajo, en estilos de vidas de las personas, en formas de vinculación con los productos/servicios, ¿hacia dónde creés que va el diseño en Mendoza?
De mi poca experiencia diría que el diseño de por sí tiene la suerte de no depender demasiado de la presencia física cada etapa del diseño, no requiere presencialidad específica en todo momento. Más todavía con la pandemia que obligó a actualizar procesos que antes eran más estructurados. A nivel facultad se puede ver claramente cómo se ha actualizado todo, los profesores se adaptaron muchísimo. Indirectamente, y sin que se malentienda, la pandemia puede haber ayudado en ciertos aspectos por ese lado. También porque nos obligó a ver lo que sucede en otros lugares y eso nos ayuda a aprender porque sino uno está encerrado en su propia cabeza, en su propio lugar físico.
¿Qué mensaje compartirías a los/las ingresantes de la carrera, a quienes van a empezar a dar sus primeros pasos en la disciplina?
Les diría que sean apasionados/as, que nunca se crean menos que nadie, tampoco pasar a la soberbia, pero sí saber que pueden hacer todo lo que se propongan, solamente se requiere pasión en lo que se hace. Sobre todo cuando hablamos de diseño. Es un ámbito muy amplio, en tanta amplitud y opciones es difícil tomar decisiones. Entonces diría que cuando se empieza es una mezcla entre ir probando y tomando decisiones entre lo que se quiere hacer. Porque sino vas haciendo la carrera y después terminás no sabiendo a qué dedicarte y resolvés hacer un poco de todo, lo cual no está mal. Pero yo diría que es importante destacarse de alguna manera y eso requiere tomar decisiones sobre lo que uno/a quiere.
Sobre el Concurso Nacional de Etiquetas de Vino 2021
El Concurso Nacional de Diseño de Etiquetas de Vino de la Bolsa de Comercio de Mendoza es único en su tipo. Desde 1990 celebra el talento de los artistas argentinos promoviendo la creatividad aplicada a la vitivinicultura, industria por la que somos reconocidos en el mundo. Ha sido reconocido de interés provincial por el Gobierno de Mendoza; de interés cultural por la Ciudad de Mendoza Capital Internacional del Vino y premiado por su trayectoria por la Fundación de Investigación en Diseño Argentino (IDA).
En su trigésimo aniversario, el certamen contó con un jurado compuesto por reconocidos especialistas en packaging de vinos, grandes premios y la incorporación de tecnología en el proceso de elección, lo que facilitó la participación de concursantes de todo el país.
Valenzuela con una propuesta original que toma como inspiración aspectos de la flora autóctona y rasgos estéticos de nuestra arquitectura, se lleva el Primer Premio Adquisición de $200.000 otorgado por la BCM y un viaje a España con tres noches de alojamiento y una nutrida agenda de visitas que incluye la planta de fabricación de cápsulas de vino Ramondin, una bodega riojana, un estudio de diseño y el ingreso a una importante Feria de Diseño, premio otorgado por Ramondin SA.
Mientras que el diseñador Oveja Quiroga, del estudio Oveja & Remi, resultó ganador del Segundo Premio Adquisición que consta de $150.000 obsequio de la BCM y un kit de Pantone obsequio de Ramondin SA. Su diseño es una exquisita ilustración hecha a mano que muestra el delicado equilibrio del ecosistema de un viñedo.