El “juramento” de egresadas y egresados constituye un acto público de compromiso respecto del ejercicio de una profesión, con el honor y la dignidad que implica haberse formado en una institución de educación pública. Las fórmulas para la jura, establecidas por Ordenanza N° 21 del Consejo Superior de la Universidad Nacional de Cuyo datan del año 1966 y, a lo largo del tiempo, solamente se ha realizado una modificación en el año 2006. En esta modificación se reconoce la necesidad de dar lugar al respeto de las libertades y creencias, mediante expresiones de significación y dentro de los márgenes de razonabilidad.
Nos encontramos en un momento de la historia que llegó para cuestionar y revisar estructuras establecidas, prácticas pedagógicas y hábitos. Un paradigma que viene a tensionar los privilegios y a proponer nuevas formas de configuración para las instituciones. En el marco de esta deuda histórica que continuaremos saldando, es necesario formalizar otros posicionamientos respecto de las fórmulas establecidas y poner en discusión también su representatividad.
Para la Facultad de Artes y Diseño, poder dar lugar a la expresión y el planteo de una egresada, constituye un acto político de ampliación de derechos, posición que asumimos y reivindicamos para todas las personas que integran nuestra comunidad educativa.
A raíz del pedido elevado por la Coordinación de Derechos Humanos, Género y Discapacidad junto a la Secretaría Académica de la Facultad de Artes y Diseño, el Consejo Directivo autorizó a Ana Gabriela Blanco a jurar por la Matria y su honor, mediante resolución N° 58/2020.
Valoramos el hecho de que nuestra institución esté integrada por personas que pongan en discusión y problematicen las formas tradicionales en pos de una Facultad más inclusiva. Celebramos como conquista poder dar la discusión institucional y académica en torno a mandatos hegemónicos instituidos, de dar la posibilidad de incluir fórmulas que evidencien otras perspectivas, cosmovisiones, fundamentalmente las de minorías, disidencias o sectores socialmente invisibilizados o excluidos.
Consideramos necesario reflexionar constantemente sobre la construcción social de las palabras respecto de su alcance en la generación de sentidos. Es decir, analizar y repensar las estructuras sociológicas que operan sobre el lenguaje y que este reproduce.
Desde un abordaje etimológico el término patria en su raíz latina deviene del adjetivo patrius-a-um (relativo al padre, a los antepasados), desde un abordaje sociológico las cargas hereditarias se realizaban a través de los hombres de la familia. Poner en discusión la representación estructural, en la que la historia ha sido escrita y heredada por los hombres invisibilizando la participación y el protagonismo de las mujeres. En este sentido, la perspectiva de género, no supone la eliminación del concepto de Patria sino la implementación de la denominación Matria que remite a tensionar la histórica representación de la masculinización de los atributos de nacionalidad, raza, género, tradición y origen.
El uso del concepto también refiere a fertilidad (Plutarco) y tierra madre o tierra natal. También ha sido adoptado como sinónimo de nación. Patria significa padre; aunque la tierra es femenina y nación también. Autores como Virginia Wolf y Jorge Luis Borges usaron el concepto en forma metafórica para hacer referencia a la madre naturaleza. Miguel de Unamuno, refirió al concepto como feminización de los atributos de nacionalidad.
En este sentido, jurar por la Matria es jurar por todas aquellas mujeres históricas y contemporáneas que han hecho a la construcción de nuestra Nación, es jurar por nuestra tierra y madre naturaleza, implica la puesta en valor de la cosmovisión de pueblos originarios para quienes la mujer es la base de la nación. Es jurar desde una perspectiva de género y con una visión Latinoamericana.
Dar lugar a esta fórmula, no solamente responde a la intención expresada por una egresada, sino a la intencionalidad política de la Facultad de Artes y Diseño, de ampliación de derechos, de establecer nuevos horizontes para una cultura institucional que dialoga con la época, que se permite revisiones críticas, que visibiliza el compromiso ético político con los derechos humanos, el rechazo de todas las formas de violencia y discriminación hacia las mujeres, minorías y disidencias, con el respeto y la inclusión.